Semana Santa para todos – poco bendito para el medio ambiente

Tras unas mini-vacaciones y unos días estupendos en la costa, disfrutando del buen tiempo y de la buena compañía de familia y amigos, gozando de la naturaleza, recuperando fuerzas con el ritmo del oleaje que golpea suavemente a la costa, durmiendo en poco espacio debajo de un techo de mil estrellas, todos hemos recargado las pillas, gracias a las mil maravillas de nuestra madre naturaleza y, cómo no, gracias a la buena parrillada, el garrafón de vino tinto del país y la caja de cerveza.



Después de la comidita en casa con la familia y los amigos recogemos todo, fregamos la loza y volvemos a dejar todo en su sitio y la basura en su débito cubo. ¿Por qué nos cuesta tanto mostrar los mismos buenos hábitos cuando estamos al aire libre, da igual si en la costa o en el monte?
Yo creo que lo mínimo que podemos hacer para agradecer a la naturaleza que nos ha ayudado a relajarnos, a desconectar del estrés diario y nos sirvió a recargar las pilas, sería no dejar absolutamente nada de residuos, sea tan pequeño que sea, tirado por ahí. Entiendo que a veces el viento nos lleva las cosas de la mano o de la mesa, pero estando en la playa, sabemos que puede ocurrir, por lo cual es nuestro deber de procurar que ocurra lo menos posible. Y si nos hemos despistado y no logramos de recogerlo¿? Pues, que os parece si entonces recogemos la próxima pieza que nos encontramos, aunque no sea la “nuestra”¿? Y así aseguramos que del mismo paisaje idílico podemos disfrutar semana tras semana, año tras año e incluso lo dejamos bien mantenido para nuestros hijos, que tienen el mismo derecho que nosotros, cuando sean adultos de gozar de una tarde en la playa, desconectar del estrés diario, recuperar fuerzas con el ritmo del oleaje y relajarse en un entorno limpio y sano, un medio ambiente “recogido y limpio” igualito que nuestras casas……



Déjenos ser responsables para evitar 
que se aumente la sopa de plástico.



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