Hay muy poco que el ciudadano de a pié pueda hacer para solventar los problemas mundiales, y eso, a menudo, resulta frustrante. Aunque no por ello hay que desanimarse, ya que pequeños gestos, como reciclar, usar más los medios de transporte ecológicos como la bicicleta, o montarte un pequeño huerto ecológico en casa, pueden hacer una gran diferencia.
La práctica del huerto urbano se está extendiendo rápidamente por
todo el mundo. No todas las personas tienen las facilidades de tener
una finca, de hecho, la mayoría vivimos en casas con balcón y azotea,
con suerte. Existen muchas opciones de maximizar el uso del espacio, por
muy reducido que sea.
En el huerto ecológico
frecuentemente se aplican técnicas orgánicas, evitando el uso de
biocidas (herbicidas, insecticidas, acaricidas, etc), recreando un
ecosistema que se sostiene con la diversidad de los cultivos, la
rotación de los mismos y el aporte de abonos orgánicos.
Es
sorprendente lo fácil que resulta reducir la huella de carbono incluso
viviendo en las ciudades. Una de las maneras es con un huertito
ecológico urbano. En este caso, aprovechar el espacio es de vital
importancia ya que a lo mejor solo dispones de un pequeño balcón. Aún
así, se puede.
Plantar tus propios tomates y lechugas hace que tus ensaladas sepan mucho mejor.
Un cajón invernadero es como un invernadero en pequeño, cabe en
cualquier parte y te permitirá cultivar todo tipo de plantas. Cultivar
tubérculos como la papa es algo que se puede hacer en caulquier parte,
sin necesidad de tener grandes extensiones de terreno. Las jardineras de
ventana pueden servir para plantar tomates y lechugas. No olvides
colocar alguna planta rica en néctar entre las demás plantas para atraer a
insectos polinizadores. No se necesita demasiado espacio para poner un
par de gallinas en un gallinero móvil, y siempre tendrás huevos frescos.
Reciclar y compostar es una manera de ahorrar en abonos y tierras y
reducirás tu producción de basura.
Las verduras para ensaladas son
caras y, sin embargo, fáciles de cultivar en casa. Prueba plantando algo
de rúcula y canónigos para empezar. Los ajos, cebollas y zanahorias
también son fáciles de cultivar.
Se
puede utilizar cualquier tipo de recipiente, desde macetas hasta
botellas de plástico cortadas o latas de pintura viejas. Otra manera de
cultivar es mediante las cestas colgantes, donde te resultará
sencillísimo plantar fresas, por ejemplo.
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